viernes, 6 de junio de 2008

5. ACTIVIDADES INTEGRADAS (MASAJE TERAPÉUTICO, KUNG FU CHÁ, PINTURA)

Siguiendo una ‘filosofía cultural’, si se la puede denominar así, en paralelo con los seminarios de artes marciales, asistimos a clases sobre tres disciplinas diferentes: la ceremonia china del té (Kung Fu Chá), la realización de una pintura en tintas y (principios de) masaje terapéutico (masoterapia). Cada uno de esos maestros, los que fueron nuestros maestros esos días, tiene su especialidad, la que practica enfáticamente, pero a la vez posee conocimiento y/o práctica de otras disciplinas. No olvidemos, por ejemplo, que la caligrafía es un arte visual, a la par de un medio de comunicación. Y que la pintura es un arte visual y a la vez un medio de comunicación simbólica.

Sobre este punto, el simbolismo, quisiera dejar una idea abierta: la fuerte ‘polisemia’ de esa cultura (me refiero a la multitud significativa que habitualmente presentan
los fenómenos, algo que también podría denominarse ‘simbolismo ecuménico’, extendido, general).

Ante las explicaciones de uno de nuestros guías, el Sr. John, parecía como si cada cosa simbolizara otra. Donde nosotros podíamos ver unos objetos colocados sin más sobre un mueble (por ejemplo en la Villa Hong –ver más adelante-), la explicación del guía nos indicaba lo siguiente: el espejo simboliza tranquilidad, el sonido del reloj, vida eterna, el jarrón de porcelana decorado con flores, la paz.




Otro ejemplo, un pino, por ejemplo, con una forma peculiar (en la Montaña Amarilla) lleva por nombre “tigre negro”, allí mismo las rocas tienen sus nombres de acuerdo con la forma aparente (cosa que conocemos asimismo en nuestra cultura Latinoamericana).

Pero, si nos situamos en el ejemplo de la villa Hong (que data de la dinastía Ming [1368-1644], donde se filmó la famosa película “El tigre y el dragón” ), en las viviendas, la zona de los mayores se construía más elevada para indicar, simbolizar así, precisamente el respeto hacia los mayores de la familia.

A la vez, en época de emperadores, los metros cuadrados de una vivienda, estaban regulados de acuerdo con la jerarquía de sus habitantes. Otro tanto respecto de los colores a los que se tenía derecho al pintar las paredes (colores para los emperadores, diferentes a los de los comerciantes y campesinos). Podríamos decir que en estos casos no estamos ante símbolos, sino ante signos y que fueron elaborados como parte de las acciones para exhibir el poder jerárquico y poder controlar. Nuestra cultura los tiene también, y forman nuestro universo connotativo socio-cultural, tal vez la regulación es, entre nosotros, más subrepticia y oculta.

En la ceremonia del té, el poner el té en el pote cerámico se nombra como “el dragón entra en su palacio”; el reparto del té en los pequeños pocillos cilíndricos, se nombra como “ el general escoge sus soldados”.




Asimismo, los movimientos que corresponden a las ‘formas’ en las artes marciales, son miméticos (¿simbólicos?), respecto de movimientos de los animales: en una forma de Qi Gong, de un punto a otro, por ejemplo, se arrastra el pie en analogía con el desplazamiento de la serpiente; o una apertura de brazos, como destaca el Sifu Raúl Toutin en sus clases en Santiago de Chile, corresponde a: ‘la cigüeña abre sus alas’.

Como se nota, existe una compleja trama de simbolismos algunos de los cuales están vinculados con nociones espirituales (el reloj, equivalente a vida eterna), otros a situaciones socio-económicas (los metros cuadrados regulados de las viviendas), otros, aun, a la espiritualización de una acción cotidiana o semi-cotidiana (la ceremonia del té).

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